martes, mayo 15, 2018

LUCKY




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La película póstuma del veteranísimo y casi mítico Harry Dean Stanton (1926-2017) ha tenido una gran virtud: mostrar una de las mejores interpretaciones de este gran actor, normalmente asociado a memorables personajes secundarios (Pat Garret y Billy the Kid, El Padrino II, Alien, Corazón Salvaje, La Milla Verde) pero también con protagonismos antológicos como Paris-Texas (1984). Y como  podía ser de otra manera el último filme del intérprete de Kentucky nos muestra a un Stanton casi interpretándose a si mismo haciendo una amalgama-homenaje de los universos fílmicos que ha llevado a cabo en su larga carrera con sus registros interpretativos correspondientes: el western, las alucinantes ocurrencias del cine de David Lynch- el propio Lynch interviene como actor con un personaje efectivamente Lynchiano- o la aridez fílmica y conceptual de Wim Wenders. Una comedia dramática sobre la vejez y el paso del tiempo que consigue conmover sin recurrir al sentimentalismo y que se sostiene principalmente con el estupendo trabajo de Harry Dean Stanton.

Dirigida de manera más que eficaz por el actor John Carroll Lynch- que nada tiene que ver con David Lynch- en el que es su prometedor debut como director, Lucky además de las ya comentadas referencias a David Lynch y Wenders contiene no pocos elementos del espíritu de aquel Hollywood de los 70  que de la mano de directores como Coppola, Scorsese, Dennis Hopper o Hal Ashby trató de reinventar el cine estadounidense aunque todo con un tamiz contemporáneo y un estilo narrativo más deudor de gente como los hermanos Coen. El Lucky del título es un nonagenario anciano de un pequeño pueblo tejano, soltero empedernido, cabezota, ácrata y cínico observador aunque respetado y querido por sus vecinos que trata de vivir sus presumilbles últimos años de manera despreocupada aunque eso no es tarea sencilla. Sus miedos vitales parecen resurgir y acentuarse pero él está decidido a no cambiar nada de su comportamiento ni de su filosofía vital. Con grandes momentos de interactuación de personajes y diálogos con chicha y sobre todo encanto la película descansa principalmente en el elemento humano representado por las circunstancias de su protagonista y  en el fino equilibrio entre lo dramático y lo cómico. También es mencionable lo bien que funciona un curioso cast de secundarios en los que aparte de David Lynch se encuentran actores de reparto televisivos de toda la vida como Barry Shabaka Henley, el también habitual secundario Ed Begley Jr., la ex estrella teen de los 50 James Darren o Tom Skerrit que se reencuentra con Stanton casi 40 años después de Alien en una curiosa secuencia. Y todo en conjunto la mejor despedida que Harry Dean Stanton podía tener. 


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