domingo, octubre 04, 2015

EVEREST




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Pocas veces (ninguna prácticamente) se había llevado a la pantalla el mundo de las expediciones a la cima del mundo, el  Everest. Huelga decir que resultaba imposible rodar allí  y que el reproducir las laderas, grietas, picos y nieves perpetuas de la montaña nepalí de 8.848 metros suponía un esfuerzo  técnico que hace  unos años era impensable. Pero esta producción británica dirigida por el islandés (ya con bagaje en Hollywood) Baltasar Kormákur  ha asumido el reto de plasmar una trágica historia real acaecida en el Everest, la de la desgraciada expedición de la empresa inglesa de aventura y escalada a altas cumbres Adventure Consultants que en la primavera de 1996 costó la vida a varios alpinistas de diferentes países con escasa experiencia en ochomiles. En resumidas cuentas, un drama trágico puro y duro es lo que nos presenta esta película bajo los ropajes de aventura de supervivencia. Los míticos estudios británicos de Pinewood han servido de escenario de rodaje de gran parte de esta película con una meritoria reproducción del Everest y muchos de sus parajes, incluida su cima, además de otras escenas rodadas en los Dolomitas italianos y en Nepal, concretamente en las escenas de Katmandú y Namche Bazaar.  La sensación de realismo de las escenas en la montaña es total y allí reside uno de los méritos de un filme  que nos traslada a la helada cumbre del Everest con una veracidad increíble tanto en la presentación de paisajes como en el desarrollo de la actividad alpinista (todo cuidado hasta el último detalle), las situaciones extremas (momentos auténticamente espeluznantes) y en definitiva todo el fascinante mundo de las expediciones al techo de la tierra. Pero pese a todo, Everest no deja de ser un filme mínimamente correcto y con bastante poco margen para un retrato realmente verídico de lo que ocurrió realmente por culpa de innecesarios recursos melodramáticos, aunque no falta en este filme la emoción, el suspense, la épica contenida sobre y un descomunal éxito a la hora de transmitir al espectador un drama extremo humano que se llega a sentir en las propias carnes.

El nutrido reparto internacional de esta película funciona de manera coral y sin protagonistas casi con una combinación de estrellas consagradas (Jake Gyllenhall, Emily Watson, Josh Brolin, Keira Knightley, Robin Wright, Sam Worthington), otras emergentes (Jason Clarke, el John Connor de Terminador:Genesis) e intérpretes menos conocidos (John Hawkes, Michael Kelly, Thomas Wright, Naoko Mori). Sin tomar partido por ninguna de las versiones sobre los culpables de la tragedia- motivo de controversia incluso hoy día- Everest cumple lo que promete: ofrece espectáculo visual, conmueve y mantiene el interés del espectador, pero no llega a entusiasmar. No obstante, es una buena noticia que se rueden filmes como este.