martes, diciembre 30, 2014

TERMINANDO EL AÑO

AUNQUE TENGAMOS UNA CLASE POLÍTICA PENOSA

AUNQUE NO VEAMOS LOS BROTES VERDES QUE DICEN QUE HAY

AUNQUE SIGUEN ROBANDO POR DOQUIER

AUNQUE PARA MUCHA GENTE LA SITUACIÓN AÚN ES DESESPERANTE....

SIEMPRE HABRÁ UN ATISBO DE ESPERANZA

RAYOSC OS DESEA...  

FELIZ 2015!


sábado, diciembre 27, 2014

El Aparatito Lumiere BIG HERO 6




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La Disney adapta por primera vez un cómic de Marvel, la editorial que compró hace un par de años y que también cuenta con su división de producción cinematográfica, responsable ya de un motrollón de adaptaciones de sus viñetas. Antes de nada hay que decir que este filme de animación por ordenador es una adaptación muy libre del cómic original creado en 1998 por Steven T. Seagle y Duncan Rouleau, que presentaba a un equipo de superhéroes japoneses con las características típicas de los tebeos de este género del noveno arte, ya que se cambia completamente el contexto, la mayor parte de los personajes y en cierta medida la intención original de los Big Hero 6 genuinos en pos de un tono- como ya  cabria esperarse teniendo en cuenta quien está detrás de esta versión- más cómica, infantil y amable pero no exento de rasgos bastante poco frecuentes en las producciones Disney habituales como son ciertas dosis de violencia (contenida, eso si) y algún que otro momento lúgubre además de apostar por ciertas reminiscencias estéticas del manga nipón, algo que ya ocurría en el tebeo original pese a tratarse de un producto norteamericano. El público de entre ocho y doce años parece el destinatario ideal de este simpático y entretenido filme muy bien elaborado técnicamente y que no pasará a la historia por ser una de las mejores películas de animación de Disney ni siquiera de los últimos diez años, pero si un producto que pude marcar un antes y un después en la manera de concebir el cine de dibujos animados de la veterana productora.

La película se sitúa en un mundo futurista culturalmente imposible (o vete a saber, igual dentro unas décadas no tanto) con elementos occidentales y japoneses. En la ciudad de San Franzokio (el nombre de la urbe ya lo dice todo) vive Hiro Hamada un adolescente prodigio que a sus 14 años es un experto en robótica y en nanotecnología aunque desperdicia su talento construyendo robots para combates ilegales de autómatas mientras que su admirado hermano universitario Tadashi- otro genio de la tecnología- ha creado Baymax, un orondo robot blanco recubierto de un material acolchado e inflable para que sirva de guardián y enfermero de su cabezaloca hermano menor. Aunque Hiro al principio es reluctante a la sobreprotección de Baymax- un robot totalmente entregado al cuidado del adolescente- pronto hará migas con él y no dudará en “reclutarle” cuando una serie de desagradables acontecimientos comienzan a sucederse en la ciudad afectando a la propia persona de Hiro y todo lo que el ama y en lo que cree. Así, en una épica misión justiciera Hiro y Baymax se harán acompañar por una pintoresca troupe de superhéroes, todos ellos universitarios nerds y cerebritos, formando los Big Hero 6 del título. Humor, ternura, aventura y acción se dan cita en una película que encantará a los más pequeños, sobre todo si son amantes de historias inteligentes o con adrenalina, aunque lo que en realidad cautiva  a todos los públicos es su canto a la amistad y al trabajo en equipo en beneficio de todos. Una buena película para llevar a la chiquillada estas navidades.

miércoles, diciembre 24, 2014

El Aparatito Lumiere MR. TURNER






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Hacía mucho tiempo que un filme de época decimonónica  no resultaba tan cuidado, honesto, esforzado e interesante como este biopic del pintor británico William Turner (1775-1851) uno de los mayores exponentes del romanticismo pictórico y precursor del impresionismo cuya impronta estética ha resultado enormemente influyente en la cultura inglesa. Un personaje con bastantes peculariedades y aspectos interesantes en su biografía que pedía a gritos una película, algo que ha hecho con sumo esmero y grandes dosis de oficio el siempre eficiente Mike Leigh (Indefenso, Secretos y mentiras, Happy) con una película que cumple más que con creces su proposito de mostrar las calves vitales y psicológicas de un hombre genial pero extraño en una Inglaterra de la primera mitad del siglo XIX extraordinariamente recreada. Leigh, que también firma el guión, ha insuflado a su filme un aroma coherentemente pictórico con una atmósfera que parece precisamente sacada de los cuadros del artista (un pintor principalmente de marinas y paisajes cuya obra fue muchas veces injustamente vilipendiada en su vida) ayudado por la preciosa y sugerente fotografía de Dick Pope, que sin caer en refinamientos artísticos y tramposos consigue transportarnos a la Inglaterra de mediados del XIX. Unos encuadres sublimes en donde los espacios cerrados, las ventanas, los recovecos y el sentido de la distribución de pasillos, habitaciones y la dicotomía interior-exterior cumplen una función primordial homenajean también de algún modo la filiación artística del filme que, por si fuera poco, se sigue con mucho interés pese a su relativamente larga duración y su ritmo no precisamente rápido.

Ese gran actor que es Timothy Spall -justamente galardonado con el premio al mejor actor en Cannes por este filme- da un auténtico recital interpretativo como Billy Turner, un hombre huraño, solitario, misántropo, egoísta y abominable que nunca atendió  a su familia (a excepción de su anciano padre, interpretado en la película por un también excelente Paul Jesson) y que andaba a la continua greña con muchos de sus colegas. Amado y odiado por la comunidad artística y por el público en general- que la mayoría de las veces no entendía sus pinturas a menudo versadas sobre naufragios, batallas y calamidades pintadas con brochazos abruptos y técncias extrañas- la película refleja excelentemente su complicado y contradictorio carácter, a veces entregado y tierno (especialmente con quienes más apreciaba) y otras gruñón e intransigente, así como su extraña relación con el género femenino, entre la misoginia y la pasión mas exacerbada. La interpretación de Spall (a veces sobrecogedora) ayuda mucho en la consecución de una película degustable e inteligente y en donde un largísimo reparto funciona como un reloj con unas actuaciones de nota alta y diálogos jugosos. También merece mencionarse el esfuerzo en la traducción al español y el conseguir adaptarse a los cánones conversacionales decimonónicos en lugar de meter anacronismos absurdos una y otra vez como en muchos filmes de época, algo en lo que colabora un doblaje muy cuidado. Una película perfecta para amantes de biografías de personajes poco amables y de la historia del arte y también para todo tipo de cinéfilos, que de modo alguno debe pasar desapercibida.

martes, diciembre 23, 2014

miércoles, diciembre 17, 2014

EMILIO SALGARI, AVENTURAS PARA EL PUEBLO Y DESVENTURAS DE UNA VIDA




Fue el escritor y periodista italiano Emilio Salgari (Verona, 1862- Turín 1911) el escritor más popular en su tiempo en Italia y en posiblemente Europa. Con una obra de más de 80 novelas y multitud de relatos de aventuras exóticas, western, piratería y en menor medida históricas y de ciencia ficción, fue junto a Julio Verne el gran nombre de la literatura popular en el siglo XIX además de ser uno de los padres de la ficción de piratas moderna y un gran renovador de las historias situadas en lejanos parajes de Asia, África, alta mar, junglas y todo tipo de parajes exóticos; en ese sentido, la literatura pulp del siglo XX, los cómics y  el cine de aventuras y en general toda la ficción con cazadores de tesoros, buscavidas, bucaneros, espadachines y héroes de fortuna le deben prácticamente todo. Fue también el primer autor literario no anglosajón que se atrevió con el género del western, creando a su modo el spaghetti western. Uno de los escritores más traducidos de la historia, el autor más leído de Italia y con obras tan universales como Los Piratas de Malasia, El Corsario Negro, Los Tigres de Malasia, La Reina de los  Caribes, La Cimitarra de Buda o La Capitana del Yucatán que han entusiasmado e inspirado la imaginación a jóvenes lectores de varias generaciones desde finales del siglo XIX con sus escaramuzas, duelos, abordajes, incursiones en la selva, combates a espadas, romances, viajes y arriesgadas travesías en navío, Emilio Salgari sin embargo tuvo una existencia desdichada marcada por problemas económicos - era constantemente estafado y explotado por sus editores- que terminó en suicidio en 1911 a los 48 años. Así mismo, el creador del inmortal Sandokán en su afán por ganar credibilidad y situarse casi a la misma altura que sus heroicos personajes tratando de burlar a una situación personal de estrecheces económicas e insatisfacción con su vida familiar se creó una biografía ficticia que incluía viajes navales y estancias en parajes remotos, falsedades que se descubrieron mas tarde. Pero a Emilio Salgari no haber viajado por el ancho mundo no le supuso ningún obstáculo a la hora de narrar sus emocionantes novelas repletas de descripciones sobre escenarios exóticos y sus habitantes y costumbres, tal era su maestría a la hora de recrear e imaginar ambientes y entornos aunque el efecto y resultado fuese meramente “turístico” y tópico, como fácil es suponerse.                 

Más allá de sus logros literarios a nivel popular -su calidad literaria pese a todo era muy ajustada y supeditada al hecho de tener que escribir hasta cinco o seis obras anuales- y de que sus creaciones se hayan convertido en un estándar de la cultura occidental y del mundo de la ficción- como así lo atestiguan las múltiples adaptaciones en cine, televisión  u otros medios de sus obras- Salgari fue un hombre muy interesado en la situación política de su tiempo, marcada por el colonialismo y el imperialismo, y logró reflejar en sus libros la lucha de pueblos americanos, africanos o asiáticos tanto frente a opresores locales como frente a despiadados y megalómanos dirigentes extranjeros. Así, el cierto eco “revolucionario” que se percibe en su obra, trufado de aliento romántico, también ha sido fuente de inspiración de no pocas reivindicaciones políticas. En resumidas cuentas, un legado enormemente amplio y altamente influyente no solo en la ficción surgida desde principios del siglo XX sino en la consciencia colectiva universal, en donde la épica, la emoción por el riesgo y por el descubrimiento de lo desconocido y la lucha a muerte por unos ideales siempre han supuesto y supondrán toda una inspiración vital de pueblos, colectivos e individualidades: eso es lo que nos ha dejado Emilio Salgari, el hombre que hubiese dado toda su existencia por llegar a ser un héroe victorioso como sus criaturas pero al que el destino se empeñó en ultrajarle.           


El falso capitán que  escribía

Emilio Salgari nació el 22 de agosto de 1862 en Verona, la ciudad de Romeo y Julieta. Sus padres fueron Luigi Salgari y Luigia Gandara, modestos comerciantes textiles. Siendo un niño se trasladó con su familia a otra localidad del Veneto, Valpollicea, pero parece ser que después regresaron a Verona. Desde su infancia el pequeño Emilio soñó con ser marino y a finales de la década de 1870 se matriculó  en el Real Instituto Técnico y Náutico Paolo Sarpi de Venecia, pero su rendimiento académico fue escaso y en 1881 con 19 años abandona los estudios no llegando a cumplir su sueño, el de convertirse en capitán de navío. Ese año vuelve a Verona con el deseo de convertirse en escritor y narrar historias ambientadas en los siete mares y en parajes de las Américas, de la India, Bengala y otras latitudes que el había “conocido” de niño en libros de viajes y tratados y que por desgracia él ya no podía visitar, salvo con su imaginación. Muy posiblemente las lecturas infantiles y juveniles del autor- y que influyeron notablemente en su obra- fueron las de Alejandro Dumas, el Robinson de Defoe y Julio Verne. En ese 1881 consigue un empleo como periodista reportero en el diario de Verona La Nuova Arena. No obstante, su primera obra literaria la publicó en otra publicación, el semanario La Valiglia de Milán y fue una historia en cuatro entregas I selvaggi della Papuasia, que apareció en 1882 cuando el autor contaba con 20 años, firmando como Capitán Salgari, ya que afirmaba haber terminado la carrera de Naútica. No obstante, aún tendrían que pasar varios años (la década de 1890) para que el joven Salgari se convirtiese en un autor conocido y hasta 1893, año en que abandonó La Nuova Arena  se centró en su ocupación de redactor para dicho diario en cuya redacción escribiría todas sus obras por aquellos años. En 1883 también publicó por entregas La rosa del Diog-Diang (inicialmente llamada Tay-See) en La Nouova Arena que al igual que la historia anterior aún no se publicó en volumen (lo haría en 1897). A finales de ese año comienza a editar en La Valiglia Los Tigres de Mompracem, la primera de las historias protagonizadas por su creación más celebre, el príncipe de Borneo más tarde convertido en bucanero Sandokán. En estas primeras obras ya mostraba su querencia por los ambientes en países lejanos y las aventuras trepidantes en el mejor estilo folletinesco dumasiano. Los Tigres de Mompracem, aunque obtuvo buena acogida publicada en el semanario, no logró alcanzar la inmensa popularidad que lograría en años siguientes cuando apareció editada en un solo volumen como Los Tigres de Malasia  (1896): la leyenda de Sandokán ha comenzado. 



La primera editorial con la que firmó Salgari fue Donath, que  publicó en  1887 su primera novela editada como volumen independiente La favorita del Mahdi a la que le siguió Dos mil leguas por debajo de América o El tesoro de los Incas (Duemila lehge soto l’America, 1888), su primer éxito importante. Su estilo narrativo conciso pero poderoso, apasionado y descriptivo pronto le hizo ganar lectores deseosos de imbuirse en viajes a lejanas tierras. En aquellos primeros años de su carrera literaria, Salgari afirmaba ante sus editores, sus compañeros de trabajo y la opinión pública que el mismo había vivido como capitán de barco una vida aventurera en la que se inspiraba para inscribir sus novelas y relatos: había sido marino viajando por los siete mares, había explorado el desierto de Sudán y había vivido durante una temporada en el salvaje oeste norteamericano donde había conocido al mismísimo Buffallo Bill (durante su aprendizaje naval solo llegó a navegar por el Adriático). A medida que su fama creció a principios del siglo XX, su falsa biografía fue embelleciéndose, pero años después se descubrió su impostura. Su frustración por no haber sido marino fue tan enorme que no le costó mucho falsear su vida inventándose pasajes de la misma que podían aumentar su reputación como un cronista que había vivido en los países en donde se desarrollaban sus novelas y había conocido de primera mano toda su cultura y sus ambientes. Lo cierto es que para recrear las selvas de Bengala, el Far West, el lejano oriente, la India, las estepas sibierianas, las junglas de África o los polos, Salgari se basó en enciclopedias, periódicos extranjeros o libros de viajes. Cuando se empezó a dudar de si condición de capitán, Salgari se retó en duelo con uno de los escépticos que cuestionaron dicho inexistente título, el periodista Giuseppe Biasoli, quien tuvo que ser hospitalizado a consecuencia de aquel duelo mientras que Salgari pasó seis meses en la cárcel, en 1893. En 1889 Luigi, el padre de Emilio, se suicidó, la primera de las calamidades personales que el escritor tuvo que sufrir durante su vida. En 1892 el escritor se casó con la actriz Ida “Aida “ Peruzzi, quien le dio cuatro hijos, Fátima (1892), Nadir (1894), Romero (1898) y Omar (1900). Ese mismo año se traslada con su familia a Milán para trabajar para la editorial Speirani.


Salgari y Sandokán

La editorial Speirani, que estaba especializada en literatura de evasión para jóvenes, vio el potencial de Salgari como fabricante de novelas de éxito y por lo tanto de dinero y a partir de 1892 le obligó a entregar tres novelas anuales por 4000 liras, una cantidad bastante baja. A principios de la década de los 90 del siglo XIX, aunque ya se había ganado un nombre en la literatura popular aún seguía trabajando como periodista dadas las pocas ganancias que obtenía con sus novelas a causa de unos editores despiadados. La cimitarra de Buda (1892) fue la novela que marcó un antes y un después en la carrera literaria de Emilio Salgari ya que a partir de ese momento su éxito popular fue imparable. Su público era principalmente el de adolescentes y jóvenes adultos, pero también niños y personas adultas comenzaban a disfrutar de sus aventuras. Esta tónica, que se mantuvo prácticamente hasta poco después de la muerte del literato, fue cambiando hacia mediados del siglo XX cuando el público infantil en varios países se convirtió en el principal lector de la basta obra de Emilio Salgari, llegando a ser un autor fundamental en la educación sentimental de muchas personas en todo el orbe. En 1893 Salgari abandonó su ocupación de periodista y es entonces cuando empezaron realmente sus problemas económicos. Así, aunque hacia 1896 Emilio Salgari con poco más de 30 años se había convertido en el autor vivo más leído de Italia, sus cuatro hijos nacidos por esos años originaron apuros de subsistencia al matrimonio ya que las ganancias obtenidas por sus libros eran mínimas por la circunstancia de que la mayor parte de sus beneficios se la quedaban sus editores. Aún así, Salgari siguió escribiendo como modo de sustento personal y de su familia a veces firmando cinco títulos al año. Pese a las penurias, Salgari siempre trató de vivir lo más felizmente posible junto a los suyos.

En 1895 Salgari publicó la precuela de Los Tigres de Mompracem, I Misteri della jungla Nera (El Misterio de la Jungla Nedra) a la que seguiría la citada antes publicada como  Los Tigres de Malasia como continuación del ciclo de Los Piratas de Malasia. El éxito de ambas novelas fue enorme: fueron en las novelas más vendidas en Italia en aquellos años y convirtieron al joven literato en una celebridad nacional, al tiempo que dichas obras fueron inmediatamente traducidas a diferentes idiomas. Su protagonista, Sandokán - que no hace aparición en La Jungla Negra- pronto se convirtió en un personaje de ficción muy popular a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Sandokán fue imaginado como un príncipe de Borneo al que en plena era colonial del XIX los británicos le habían arrebatado su trono asesinando también a su familia. Jura venganza contra los ingleses convirtiéndose en pirata y luchando contra los opresores británicos u holandeses, haciéndose llamar el Tigre de Malasia con una tripulación de dayakos y borneanos. El aventurero portugués Yañez, será su segundo de abordo y su más fiel compañero y también contará con la ayuda del bengalí  hindú Tremal-Naik y su sirviente el maharato Kammammuri. Lady Marianna Gillonk, una noble inglesa, será su amor y más tarde su esposa mientras que James Brooke, el rajá blanco de Sarawak es el principal villano de la mayor parte de las historias protagonizadas por Sandokán, sin olvidar a los acólitos del culto Thug de la India. Malasia, los mares de china, la india y la ficticia isla cercana a Borneo Mompracem donde Sandokán y sus “cachorros” tienen su base de operaciones, son los escenarios principales de las aventuras del Tigre de Malasia. En total, Salgari publicó once novelas del ciclo Los Tigres de Malasia publicados entre 1895 y 1913, los dos últimos póstumamente.
    

Aventuras increíbles, luchas románticas y héroes revoltosos

Al margen de las aventuras de Sandokán, cuyo tercer título se publicó en 1900 (Sandokán, el tigre de Malasia) Salgari escribió multitud de novelas de variadas temáticas aventureras y escenarios entre 1894 y 1900: historias de náufragos y supervivencia (Los pescadores de ballenas (1994), A través del Atlántico en globo (1996)); aventuras navales (Los cuentos marineros de Mastro Catrame (1894), Un drama en el Océano Pacífico (1895), Los pescadores de Trepang (1896)); crónicas fabuladas de viajes y conquistas a los polos  (Viaje al Polo Austral en velocípedo (1895),  Invierno en el Polo Norte, 1898); historias ambientadas en África (Los dramas de la esclavitud (1896)); historias ambientadas en Asia (Los náufragos del Oregón (1896)); historias sobre civilizaciones ficticias perdidas (La Ciudad de Oro, 1898); novelas situadas en el mundo árabe (El Rey de la montaña (1895); historias del Far West (El rey de la pradera (1895), El hijo del cazador de osos (1899), Aventuras entre los pieles rojas (1900)) o crónicas bélicas con trasfondo histórico (La capitana del Yucatán (1899)). Al mismo tiempo que comenzó a publicar la serie de Los Piratas de Malasia, Salgari intentó lanzar otra saga de aventuras marinas, Dos marineros  publicando dos títulos en 1894 que se encuentran entre las obras más olvidadas del autor. Hasta 1898 el éxito de Los Tigres de Malasia fue tan grande en todo el mundo que ensombreció al resto de su vasta obra en cuanto a repercusión internacional de la misma, no así en Italia donde el resto de sus novelas obtenían unas ventas extraordinarias. Con el cambio de siglo las novelas de Salgari escritas a finales del XIX conocerán traducciones en numerosos idiomas y éxito importante. De esta primera época, las novelas más conocidas - a parte de Los Tigres y El Corsario Negro, como luego veremos- son La cimitarra de Buda,  Un drama en el Océano Pacífico, La Ciudad de Oro, Invierno en el Polo Norte, El rey de la pradera y La capitana del Yucatán. Tiradas de algunas sus novelas llegaron tener 100.000 ejemplares.

Pero, ¿Por qué gustaban tanto los libros de Emilio Salgari, especialmente a niños y adolescentes de la época? Porque eran historias de héroes luchadores y decididos, dispuestos a hacer frente a cualquier dificultad – ya bien sea física, metereológica, militar, estratégica, geográfica, política o moral- mediante la lucha sin cuartel y la tenacidad, algo que encantaba a los jóvenes lectores quienes veían en los héroes de Salgari un modelo a seguir. A esto hay que unir un estilo muy descriptivo y gráfico en donde se narraba con todo lujo de detalle batallas, combates, duelos, y situaciones de violencia extrema que resultaron una revolución en la época -sobre todo cuando se combinaban con un sentido del humor muy mediterráneo- y que fascinaron a sus lectores Si bien la aventura y la acción fueron siempre una constante en la obra del escritor veronés (algo históricamente también muy atractivo para el público) en realidad era ese espíritu romántico y rebelde de sus héroes lo que encandilaba al público, esa lucha contra los poderosos y los opulentos por parte de personajes que en otras ficciones estarían en el bando de “los malos” como eran los piratas y forajidos, héroes desposeídos pero intachables moralmente (como en el caso de Sandokán), y ese combate sin cuartel contra los tiranos que Salgari solía personificar en las fuerzas de ocupación colonial en Asia o África en plena era del colonialismo. En otras palabras, Salgari enseñó a un enorme número de lectores que David podía y debía vencer a Goliat y que los que siempre se había dicho que eran “malos” en realidad podían no serlo. Aunque el autor no mostró nunca públicamente sus afinidades políticas, resulta evidente que esa denuncia a la opresión colonial, al imperialismo y a la esclavitud y esa postura a favor de los más desfavorecidos (políticamente) le emparentaba  con las corrientes de izquierda de la época. A lo largo del siglo XX el mensaje de las novelas de Emilio Salgari se mantendrá con plena vigencia y así lo entendieron y disfrutaron sus nuevos lectores de diferentes generaciones. Por otra parte, novelas del Oeste como El rey de la pradera comenzaron a mostrar la figura del cowboy como un personaje más desaliñado y antiheróico que su modelo anglosajón  influyendo poderosamente en el vaquero del spaghetti western cinematográfico de sus compatriotas en la segunda mitad del siglo XX. Y no hay que olvidar que el autor también rompió moldes al establecer como protagonista de una novela de aventuras a una mujer en La capitana del Yucatán novela en donde una mujer insólitamente para la época adquiere roles que siempre se había atribuido a héroes masculinos, algo que el escritor repetirá en novelas posteriores. 


Contra los tiranos: El naufragio

En 1898 Emilio Salgari vuelve a firmar con la editorial Donath, que al igual que Speirani le volvería a explotar y aún más si cabe. Ese año publicaría un nuevo best-seller y a la postre una novela inmortal de la literatura de aventuras de yodos los tiempos: Il Corsaro Nero (El Corsario Negro), en donde vuelve al tema de la piratería en el siglo XVII esta vez con aventuras situadas en el caribe: Emilio de Roccabruna, Señor de Valpenta y Ventimiglia es además de un noble italiano el famoso Corsario Negro, un bucanero que opera en el caribe y que desea vengar a sus hermanos, ejecutados por el Gobernador de Maracaibo al tiempo que vive un romance con Honorata Willerman, Duquesa de Weltedrem. Aventuras en la selva, fieras, indígenas, combates a espada e historia de amor se dan cita otro de los libros más célebres del autor y que conoció otras cinco entregas entre 1901 y 1908 protagonizadas algunas por descendientes de Roccabruna (destacan La Reina de los caribes (1901), Yolanda, la hija del Corsario Negro (1905) y El hijo del Corsario Rojo (1908)). Este personaje es tras Sandokán el más famoso de cuantos creó Salgari y desde el primer momento El Corsario Negro fue una novela muy leída y traducida a diferentes idiomas. En 1904 con Los Dos Tigres, se reanudan las aventuras de Sandokán y sus piratas que aún tendrán títulos memorables como El rey del mar (1906) o La venganza de Sandokán (1907). Además el autor hace una inmersión en la ciencia ficción vernesiana con Los Hijos del aire (1904) -con maquina voladora incluida-, crea en 1905 un nuevo ciclo protagonizado por El capitán Tormenta  y prosigue con sus exóticas aventuras en donde “explorará” nuevos parajes como Rusia o incluso se quedará en la misma Italia: Los mineros de Alaska (1900), Los estragos de la China (1901), Los exploradores del Meloria (1901), La jirafa blanca (1902), El mar de las perlas (1903), La heroína de Puerto Arturo (1904), La estrella de la Araucania (1906), Cartago en llamas (1908), entre otras muchas novelas escritas antes de 1910. Decir que entre 1898 y 1900 el escritor residió en Génova pero terminó volviendo a Turín.

Salgari y su familia
A principios del siglo XX, Emilio Salgari era toda una celebridad en Italia: sus libros se leían por doquier y recibía todo tipo de homenajes y agasajos por parte de instituciones y particulares, llegando a ser nombrado Caballero por el rey de Italia, pero no ganaba mucho con su prolífica obra: sus editores cada vez le explotaban más llegándole a exigir una media de seis o siete novelas al año pagándole una miseria (la editorial se quedaba con los beneficios editoriales y de las ventas) que le hicieron caer prácticamente en la pobreza. Era difícil mantener a su familia numerosa trabajando catorce horas diarias para satisfacer los deseos de sus editores; tenía su vivienda medio hipotecada y para colmo de desdichas en 1903 su esposa Aida comenzó a padecer una enfermedad mental descrita como “ira furiosa” que precisaba de una medicación que Salgari no podía pagar y más tarde de un tratamiento en un clínica privada que no pudo llevarse a cabo por lo que tuvo que quedarse recluida en un manicomio. Los editores se negaron rotundamente a subirle el sueldo y Salgari tuvo que incrementar aún más su ritmo de trabajo y sin que su situación y la de su familia mejorasen. Cruel ironía: él, que narraba victoriosas luchas contra los opresores estaba siendo derrotado por ellos. Sus mundos de piratas, exploradores, espadachines, vaqueros, viajeros en el aire en fabulosos artilugios y aventureros fueron un refugio hasta su muerte. La gente era feliz con sus historias, pero sus historias no llegaron a hacerle feliz a él ni él no era feliz con su vida. Salgari no era ni Sandokán ni el Corsario Negro.

A finales de la década de 1900 y principios de los 10 los editores de Salgari contrataron a escritores anónimos para escribir novelas de aventuras bajo la firma de Emilio Salgari (propiedad ahora de la editorial Donath) pero estas novelas no tuvieron ningún éxito. En 1907 Salgari abandonó Donath y se incorporó a la editorial Bemporad.  En 1909 un deprimido Salgari comenzó otra exitosa serie de piratas Los Piratas de las Bermudas ambientadas en al época colonial norteamericana y que incluye tres volúmenes hasta 1911. También volvió con éxito al western con su famosa trilogía del Old West encabezada por En las fronteras del Far West (1908) y que supuso una gran influencia para cineastas como Sergio Leone. Pero Salgari, arruinado y desesperado, cayó en la más profunda de las depresiones: en 1909 intentó suicidarse por primera vez tratando de arrojarse sobre una espada, pero su hija Fátima se lo impidió. Siguió escribiendo posteriormente a ese suceso pese a que su estado mental no era el óptimo.

Los años 1910 y 1911 fueron los más duros en la vida de Emilio Salgari, arruinado y deprimido especialmente por el trastorno mental de su esposa. Fue un 25 de abril de 1911 cuando el escritor abandonó por la mañana su domicilio de Turín y se desplazó a un bosque del valle de San Martino –lugar a donde gustaba acudir con su familia- en donde se hizo el harakiri con una navaja, una muerte tan exótica como toda su obra. Su cuerpo con la garganta y el vientre abiertos fue hallado por una lavandera de la zona. El funeral de Emilio Salgari tuvo lugar en el mismo Turín en el parque Valentino, aunque días después su cuerpo fue enterrado en la capital memorial del Cementerio Monumental de Verona. Salgari había dejado escritas tres cartas en su domicilio antes de cometer suicidio: una a sus cuatro hijos, otra a su editor y la otra a los editores de su periódico de Turín. A sus hijos les dijo: “Queridos hijos míos, ya ahora estoy vencido. La locura de vuestra madre me ha destrozado el corazón y todas las energías. Espero que mis millones de admiradores, a quienes durante tantos años he divertido e instruido, os ayuden". En la carta dirigida a los editores expresó: "A vosotros que os habéis enriquecido con mi piel, manteniéndonos, a mí y a mi familia, en una continua semimiseria o aún más, sólo les pido que en compensación por las ganancias que os he dado, ocuparos de los gastos de mis funerales. Os saludo rompiendo la pluma. Emilio Salgari".


La supervivencia de Emilio Salgari

Tras su muerte, las novelas de Emilio Salgari continuaron teniendo enorme popularidad entre diferentes generaciones de jóvenes lectores hasta bien entrado el siglo XX, tanto en Italia como en el resto del mundo. En su país y hasta hoy día, Emilio Salgari no solo es uno de los escritores más leídos de todos los tiempos sino que sus obras son ya consustanciales en la cultura popular italiana de manera intergeneracional, llegando a influir poderosamente en la educación sentimental de, sin exagerar, la mayoría de la población italiana desde finales del siglo XIX, especialmente con los ciclos de Los Piratas de Malasia y El Corsario Negro. En países de cultura latina como España, Francia, Portugal o la zona de Latinoamérica Salgari ha gozado también de enorme popularidad y éxito. También en los países anglosajones y en otros territorios europeos su obra ha sido leída con fruición, tal es el carácter  universal de sus temas y ambientes. No es exagerado decir que las novelas de Emilio Salgari han sido enormemente influyentes en el género de las aventuras exóticas en cualquier medio (cine, cómic, literatura). Muchos autores en Italia a principios del S. XX trataron de imitar su estilo pero sin obtener ni de lejos el éxito del literato veronés, cuya impronta se percibe en no pocos productos de la cultura pop de los últimos tiempos: Tintín, Indiana Jones, Tarzán, los cómics de aventuras exóticas de la primera mitad del XX, los spaghetti western…
 
Kabir bedi como Sandokán
Los libros del Salgari han conocido multitud de adaptaciones en cine, televisión o cómic, aunque ninguna especialmente memorable al menos en la pantalla grande. La primera traslación de Salgari al cine  fue a principios de los años 20 con uan adaptación de El Corsario Negro a la que siguió otra de La Reina de los Caribes, ambas dirigidas por Vitale De Stefano, si bien el mítico filme Cabiria de 1914 estaba basado libremente en algunos aspectos de Cartago en llamas. En los años 50 y 60 se realizan adaptaciones norteamericanas de bajo presupuesto de aventuras de Sandokán como Sandokán el Grande (1963) con Steve Reeves como Sandokán además de otras producciones italianas sobre el pirata de Borneo. En 1976 la histórica miniserie de televisión Italiana Sandokán puso de moda de nuevo al personaje de Salgari en toda Europa en los años 70, interpretado por el actor angloindio Kabir Bedi, para muchos el Sandokán definitivo. Bedi también interpretó a El Corsario Negro (1977) en una adaptación cinematográfica y de nuevo a Sandokán en miniseries secuela durante la década de lo 90.  

Pese a que durante el siglo XX la crítica despreció la obra de Salgari tildándola de literatura de consumo, muchos críticos han alabado lo elaborado de las tramas y la enorme imaginación a la hora de presentar situaciones, escenarios y personajes. Por su tratamiento de las escenas de  violencia y de acción, Salgari es considerado hoy en día un innovador del género de aventuras épicas. Sus obras fueron degustadas y admiradas en su juventud por Jorge Luís Borges, Umberto Eco, Pablo Neruda, Isabel Allende, Federico Fellini, Sergio leone, Gabriel García Márquez o Pietro Mascagni, quienes siempre sñalaron la enorme influencia que los libros de Salgari tuvieron en sus vidas. Hasta el mismísimo Che Guevara era un fan total del novelista veronés siendo además una de sus influencias ideológicas por su postura antiimperialista: Sandokán y sus cachorros, en otras palabras, fueron uno de los referentes revolucionarios de la guerrilla del siglo XX. Emilio Salgari, inspirador en el imaginario y la cultura popular de varias generaciones y dignificador de la literatura de evasión continua a día de hoy siendo una figura más que interesante con una obra plena de significación y suscitadora de emociones de todo tipo aunque su propia vida estuviese marcada por le fracaso y la desgracia, un alto e injusto precio que tuvo que pagar para legarnos algunos de los relatos mas conmovedores, significativos e influyentes de la historia de la humanidad.   

sábado, diciembre 13, 2014

El Aparatito Lumiere EXODUS, DIOSES Y REYES (EXODUS, GODS AND KINGS)





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Peplum revisitado. Una vez más, Hollywood rescata las temáticas- más que la estética y las pretensiones- de aquel subgénero que arrasó las taquillas de todo el mundo en los 50 y 60 pero, claro está, con el lógico cambio de gustos del público hacer en la actualidad un filme sobre historia de civilizaciones de la antigüedad (ya bien sea egipcios, griegos, romanos, o como en este caso, temas bíblicos) se ha visto ya que requiere de otros códigos y recursos estilísticos y/o narrativos más contemporáneos. El veterano y legendario Ridley Scott, cuya última obra maestra fue precisamente un neo peplum (Gladiator, 1999) sigue a sus 77 tacos desde hace tiempo empeñado en rodar prácticamente una película anual aunque su filmografía desde 2000 sea muy irregular -con la excepción de American Gangster – y su última El Consejero haya sido un auténtico pestiño: pero el peso de la profesionalidad (y de la leyenda) es grande y Scott  se ha vuelto a atrever de nuevo con una superproducción en la que retoma la historia del profeta Moisés, ya contada en un clásico inmortal como Los Diez Mandamientos (1956) de Cecil B. DeMille y otras versiones cinematográficas, televisivas o animadas. Rodada en España (Andalucía y Canarias) y en los estudios Pinewood de Londres, Exodus es un filme que apuesta decididamente por el espectáculo visual pero sin  desdeñar el sustrato genuino de la mítica historia, una mezcla de epopeya, aventura, filosofía, humanismo, drama psicológico íntimo y religiosidad, aunque eso sí, todo tocado superficialmente. Scott convierte aquí el episodio bíblico del éxodo del pueblo hebreo liderado por Moisés desde Egipto hasta Israel en una suerte de historia de superación protagonizada por un personaje dubitativo, a veces confundido, otras ambiguo pero finalmente heróico e intachable moralmente como es el profeta que encarna con aplomo y convicción un esforzado Cristian Bale aunque da la sensación constante de que el personaje había podido dar mucho más de sí. Así, con un guión un tanto moroso a la hora de contar una historia sobradamente conocida por casi todo quisque y una excesiva supeditación a los efectos especiales (espectaculares), las escenas de acción (más que logradas) y los escenarios (impresionantes), Exodus se queda en una correcta película que posiblemente deje frío a más de uno pero que también convencerá a un amplio sector del público.


Con notable participación española en la producción y un eficaz pero poco aprovechado reparto internacional,  la película atesora muy buenos momentos pero su un tanto desmadejada narración y unos diálogos a veces mejorables así como unos recursos estilísticos que plantean serias dudas- las conexiones divinas de Moisés con el niño que representa a Dios (que no puede ser más repelente) a veces caen en el ridículo- dejan la película en un extraño quiero y no puedo. A parte de Bale y Joel Edgerton, que interpreta brillantemente al faraón Ramses, casi ningún otro actor destaca especialmente con algunas intervenciones de intérpretes de postín como Ben Kingsley, John Turturro o Sigurney Weaver que en ocasiones se reducen casi a meros cameos. La española María Valverde en cambio si irradia credibilidad como Zipporah, la esposa de Moisés. Ridley Scott demuestra oficio y talento (las escenas de las plagas son de lo mejor del filme) pero ya poco se puede esperar de él. Al final, mucho ruido y pocas nueces.
   

domingo, diciembre 07, 2014

El Aparatito Lumiere TRASH, LADRONES DE ESPERANZA (TRASH)




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Hay cineastas que muestran un oficio sin parangón a la hora de abordar diferentes y variadas temáticas y géneros y ese el caso del británico Stephen Daldry, quien en esta ocasión ha decidido traspasar fronteras del muy sobeteado entorno anglosajón para contar una fábula universal con moraleja incluida que sin pretensiones ampulosas ni las habituales trampas que se utilizan en el cine actual en filmes de similar tema se postula como una película agradable y honesta que cumple perfectamente su función de narradora testimonial sociológica y de denuncia, todo ello con ciertas dosis de fabulación-idealización que no resultan para nada inoportunas y sí eficaces en su intento de no hacer una película excesivamente dramática o cruda. Basada en una novela de Andy Muligan, Trash nos traslada al Brasil de la emergencia económica pero también de las contradicciones y de la pobreza estructural y persistente (la novela en realidad estaba ambientada en un país sudamericano indeterminado, pero ha sido muy oportuno el trasladar la acción al país carioca). La lucha por la supervivencia en un entorno de miseria de los tres chavales protagonistas residentes en  una favela de Río, de edades comprendidas entre los 13-14 años, convergerá por la lucha contra la corrupción de la clase política que emprenden otros personajes y que al fin y al cabo termina siendo lo mismo. Unos poderosos que no hacen más que seguir robando a los pobres, una clase política impasible y colaboradora de los ricos y una policía corrupta frente a asalariados idealistas, abogados que luchan por los mas desfavorecidos y voluntarios que conocen de primera mano la situación de los habitantes de las favelas. En medio de todo esto, emerge un McGuffin que convierte a los tres adolescentes de la favela en pequeños héroes metidos en una muy peligrosa empresa: un billetero abandonado en donde se encuentran una serie de documentos en clave codiciados por un político de dudosa catadura moral y la policía brasileña.

Con una estética realista pero más escorada a captar la luminosidad a todos los niveles propia del subcontinente sudamericano que al documentalismo más atroz y unas interpretaciones casi improvisadas y que rezuman autenticidad, especialmente las de los jóvenes Gabriel Weinstein, Rickson Tevez y Eduardo Luis, la película funciona muy bien en diferentes lecturas, desde el thriller al cine social pasando por la denuncia, la aventura y la fábula moral. Rodada íntegramente en portugués con los norteamericanos Martin Sheen y Rooney Mara poniendo una nota de star system interpretando a un sacerdote  y una profesora de inglés que colaboran en la favela de los protagonistas (ambos rodaron sus papeles también en portugues), puede que Trash adolezca en algunos momentos de credibilidad y que al final su tono robinhoodesco sea demasiado idílico, pero su mensaje de esperanza y del valor de la perseverancia para la lucha contra las injusticias está excelentemente planteado y lo que es mas importante, deja con muy buen sabor de boca al espectador.

martes, diciembre 02, 2014

El Aparatito Lumiere FUEGO




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Poco a poco el tema del terrorismo de ETA se va haciendo un hueco en el séptimo arte tras cesar la banda hace algunos años su cruenta actividad criminal y tras unos tímidos intentos de abordar el tema desde la década de los ochenta. Obviamente, al no ser este ya un tema de actualidad existen únicamente dos opciones a la hora de aproximarse a él hoy día: narrar historias situadas en el pasado o contar las consecuencias a diferentes niveles de aquellos funestos años. Esta segunda opción es la que ha escogido el guionista y director bilbaíno Luís Marías para su segundo largometraje como realizador, un thriller psicológico irregular pero sugerente basado en una historia de odio y venganza que se escora más hacia la disertación sobre ese sentimiento universal y sus consecuencias que por el apunte sociopolítica, omnipresente como fácil puede deducirse por la premisa de la historia pero con una función de mero contexto. El resultado es un filme más que interesante y muy bien narrado, aunque su parquedad descriptiva y la escasez de personajes puedan no convencer a una parte del público, así como el drama puramente psicológico del protagonista  se antoje a veces como mejorable en su expresión.

 Fuego es un filme que bebe tanto del thriller tradicional como del western y la serie negra, en donde hay un antihéroe que desde el principio ya anuncia sus nada loables propósitos. Carlos (José Coronado) un policía retirado que cuando estuvo destinado en Bilbao a principios de los 2000 perdió a su mujer en un atentado con coche bomba destinado a él en el que su hija -entonces una niña-  perdió las dos piernas, decide casi quince años después viajar a Lekeitio para asesinar a la esposa del miembro de ETA encarcelado que mató a su mujer y mutilar al hijo de estos (al igual que le hicieron a su hija) en un salvaje ojo por ojo en el que el ex policía se liberará de cualquier atadura moral en su total sentimiento de odio. Pero una vez allí y tras establecer un falso y significativo pretexto para justificar su estancia en el pueblo y su contacto con Ohiana (Leire Berrocal), la esposa del etarra, verá que las cosas no son tan fáciles como parecían y que entre el odio y el amor y el bien y el mal puede haber toda una maraña de situaciones, creencias y sentimientos y muchas veces se pueden dar paradojas. Las extrañas relaciones de Carlos con Aritz (Gorka Zufiaurre) el hijo con Síndrome de Down de Ohiana, y con su propia hija Alba (Aida Folch), un ser huraño y frágil totalmente condicionado por las consecuencias de aquel fatídico día, son las muestras más palpables de los vaivenes del drama moral del protagonista, un hombre que desea en convertirse en asesino para según el hacer justicia. José Coronado, un actor excesiva y definitivamente encasillado en roles de policía con ambigüedad moral, estructura con su buen hacer todo el poder narrativo de la película y aunque a su personaje le falten algunos matices. El guión de Marías, sólido y efectivo aunque escueto y con personajes y situaciones plasmados de manera un tanto forzada y tópica (la hija tullida y su relación con su cuidador) suscita en todo momento el interés y la atención del espectador gracias a subtramas efectivas pese a su aparente escasa trascendencia (el pasado de infidelidad conyugal del protagonista) y a ello ayudan unas estupendas interpretaciones con una Leire Berrocal que realiza un excelente regreso tras haber estado unos años retirada prematuramente, una Aida Folch brillante y con muchos matices y un Gorka Zufiaurre que bien podría optar al Goya al mejor actor revelación y que pone en relieve que las deficiencias no deben ser un impedimento para llegar a ser un buen profesional. Un buen thriller-drama humanista con combinación de momentos crudos con otros más reflexivos que puede suponer un buen patrón temático y estilístico para futuros filmes sobre el tema.

sábado, noviembre 29, 2014

TRAS LA PISTA DE WILL MORE: RECONSTRUYENDO UNA BIOGRAFÍA (EL EXTRAÑO CASO DE WILL MORE, 2ª PARTE)




Hace 4 años (diciembre de 2010) rayos c en la oscuridad publicó uno de los post más vistos de este blog y de los que este que subscribe se siente más orgulloso: El extraño caso de Will More, en el que se trataba de hacer una semblanza del enigmático actor madrileño con un papel destacado en el filme Arrebato (1979) de Iván Zulueta. Debido a una casi total falta de datos sobre este personaje- del que poco se sabía  más de 30 años después del estreno de Arrebato y que durante un buen tiempo se encontró en paradero desconocido- más bien, lo que se hizo fue lanzar una serie de interrogantes sobre su vida, el por que de una carrera breve, incompleta y bruscamente interrumpida, sus relaciones con la droga y algunos aspectos muy interesantes para los degustadores de la cultura pop ibérica como sus conexiones con el malogrado Antonio Vega vía su también enigmática y desaparecida hermana Carmen, como él, otra musa de los primeros años de la Movida madrileña. Con datos provenientes de diferentes artículos de Internet publicados hasta la fecha se consiguieron datos reveladores sobre su situación en el momento de la publicación del post aunque aún quedaban muchas incógnitas por resolver. Posteriormente, varios lectores han ido aportando datos interesantísimos que van despejando una ecuación que parecía imposible de resolver solo hacía unos pocos años atrás, la ecuación Will More. Y ahora, con nuevos datos que han ido apareciendo en estos últimos cuatro años en diferentes medios y la vuelta con cuentagotas de Will More a la vida pública, ya podemos reconstruir gran parte de la asombrosa e interesante biografía de este fascinante artista de nombre Joaquín Alonso Colmenares Navascúes García Loygorri de los Ríos, más conocido como Will More      


Rayosc buscando a Will More

¿Dónde estaba Will More? ¿Por qué había desaparecido de la vida pública? ¿Quién era en realidad aquel muchacho enjuto, pálido y de pelo crespo que ni sus propios compañeros actores sabían de donde había salido y desconocían su verdadero nombre allá por 1979? Esas eran las preguntas que rayosc se hacía en diciembre de 2010 y que pudo responder -con muchas reservas- en ese mismo artículo tras un modesto proceso de investigación internetera. Lo más interesante que se consiguió saber, era que el hombre que dio vida a Pedro, el chico que fue literalmente vampirizado por el celuloide en el mítico film de culto Arrebato, seguía vivo contrariamente a lo que decían los rumores propagados entre cinéfilos y blogueros (algo que no descubrió este blog, como señalamos en su día, sino que en 2008 había salido a la luz de la mano del propio actor participando en un foro donde se especulaba sobre su destino y paradero, aunque esto aún no era conocido entre muchas personas en aquella época). Pero aún quedaban muchos otros asuntos que continuaban siendo un enigma, en especial todo lo concerniente a su hermana Carmen, una de las reinas de la Movida que despareció de Madrid hacia 1984 y que desde entonces no se sabía absolutamente nada de ella. Al parecer tuvo un romance con Antonio Vega y se decía que fue ella quien le metió en el mundo de la droga y quien le inspiró para componer el mítico tema Chica de Ayer interpretado por el no menos legendario grupo de Antonio, Nacha Pop. En estos cuatro años desde la publicación de El extraño caso de Will More  varios lectores, de manera anónima o con su nombre, blogueros en su mayoría y muchos profesionales destacados en su ámbito y/o que además llegaron a conocer personalmente a Joaquín Alonso-Colmenares Navascúes García Loygorri de los Ríos, aportaron amablemente a rayosc una gran cantidad de datos con la que se ha podido completar bastante de la biografía de Will More así como varios aspectos de su trayectoria como actor. Paralelamente, algunos artículos en prensa o en Internet se han ocupado de la figura de Will More también aportando datos siendo lógicamente más interesantes aquellos escritos una vez más por personas que conocieron al intérprete, que por cierto desde su aparición en Madrid en marzo de 2010 con motivo del homenaje al fallecido Iván Zulueta en la Academia del Cine Español- por aquel entonces se encontraba viviendo en Miami- se ha dejado ver en apariciones públicas y en pequeñas entrevistas, así como en una reveladora intervención en el filme documental Antonio Vega, tu voz entre otras mil …junto con su hermana Carmen. Ahora ya no es difícil encontrar una foto actual de un Will More de 65 años, que parece ser que reside en Madrid y que sigue suscitando interés propio de figura mítica entre cinéfagos (su intervención en Arrebato es sencillamente mítica e irrepetible) y mitómanos de la Movida y de todo lo que se vivía en el Madrid de la primera mitad de los 80 con su microcosmos de libertad total y creatividad artística desinhibida y también de droga y de excesos. Lo más importante, podemos contar ahora aspectos de la misteriosa vida de Will More que solo hace unos pocos años ignorábamos, y a ello nos vamos a poner en las líneas siguientes.


Un con chico con casaca roja y azul paseando con una perra blanca por el barrio de Salamanca

Joaquín Alonso Colmenares Navascúes García Loygorri de los Ríos (en realidad sus dos apellidos son Alonso García o si se quiere Alonso-Colmenares y García-Loygorri, apellidos compuestos que eran los dos primeros apellidos de cada uno de sus progenitores y que siguiendo una tradición de familias de alcurnia iban acumulando apellidos hasta hacerlos más largos que un día sin pan)  nació el 27 de diciembre de 1949 en Madrid en el seno de una familia adinerada afincada en el opulento barrio de Salamanca. Por parte paterna, era de origen navarro y por parte materna, guipuzcoano. Su padre Joaquín Alonso-Colmenares de Navascués fue militar de carrera y llegó a general. Su madre María del Carmen García-Loygorri de los Ríos, de una de las familias más ricas de San Sebastián, falleció el 13 de diciembre 1966 a los 44 años, según una esquela del diario ABC de la época. No se sabe cuando falleció Joaquín Alonso-Colmenares Sr. Junto con Joaquín nació su hermana melliza María del Carmen (en El extraño caso de Will More afirmamos erróneamente que nació a principios de los 50). La condición de mellizos de Joaquín y Carmen fue confirmada por el propio actor en la película Antonio Vega, tu voz entre otras mil y también ha sido señalada por un amigo de la infancia y juventud de los hermanos - al que luego nos referiremos-  como comentario en el blog El Céfiro sobre un artículo acerca de Will More. Años después nació Alicia María, la hermana menor de los mellizos. A mediados-finales de los 60 es cuando Joaquín Alonso-Colmenares recibe el alias de Willmore que más tarde utilizará como nombre artístico: según el citado amigo de juventud del actor (y vecino en el barrio de Salamanca), que aportó como comentarios los mismos datos a este blog y a El Céfiro - en donde firma como José María-  él mismo le puso el apelativo que inicialmente era Wildmore, inspirado en el personaje de Lord Wildmore, que aparecía en la novela de Emilio Salgari La cazadora de cabelleras.  La infancia y adolescencia de los hermanos Colmenares transcurrió en la calle Espartinas del citado barrio y es fundamentado imaginar que en la segunda mitad de los 60 eran ya unos jóvenes excéntricos, yeyeses y con un punto hippy, hijitos de papá madrileños que respondían al arquetipo de los primeros jipis españoles con su punto de rebeldía frente a la adocenada autoridad paterna y materna imbuida de rancios valores inspirados en la tradición, el nacionalcatolicismo y en el  caso de los Colmenares muy posiblemente en el franquismo (no olvidemos que el padre era militar). Hacia 1967, con 17 años, Joaquín Wildmore era ya un muchacho popular en el barrio que según José María junto con sus hermanas frecuentaban “las discos y pubs más vanguardistas de los últimos sesenta: Stone´s, Don Daniel, Club 42, Good Luck…” Joaquín es recordado también por sus insólitas pintas de Sargento Pepper luciendo una “guerrera militar de granadero” roja y azul mientras paseaba a su perra pastor alemán blanca llamada Senta. Según José María, Joaquín, Carmen y Alicia eran “excéntricos, pero encantadores”.

Escena de Arrebato

Parece ser que hacia 1969 Joaquín y Carmen se encontraban viviendo en Londres, aunque a temporadas volvían a Madrid. Según afirma su primo bloguero el guionista Fernando Loygorri en su blog Inventario dentro del artículo Will More/Joaquín y Carmen, mis primos hippies (publicado en 2011) él les conoció siendo un niño de ocho años cuando ellos ya tenían unos 20. Aquellos primos hippies del pequeño Fernando venían a visitar a sus tíos de vez en cuando procedentes de la capital inglesa y vestidos “con la moda hippy”. Joaquín iba vestido con abrigos de mujer y amplios sombreros, ropa presumiblemente adquirida en Londres. Las razones por las que ambos se encontraban en Londres en aquella época son por ahora desconocidas, ¿razones artísticas?, ¿Estaban ambos probando suerte como actores o modelos? (Will More según se cree ejerció de modelo en los años 70), ¿Estaban recibiendo clases de interpretación?, ¿en realidad solo hacían viajes esporádicos a Inglaterra o pasaban pequeñas temporadas allí pero no residían en la Gran Bretaña? Con todo, no parece que los hermanos Joaquín y Carmen fuesen santos de la devoción de al menos una parte de su familia; Fernando Loygorri afirma que Joaquinito y su hermana eran considerados como “un poco locos” y de hecho después de esas visitas, sus padres nunca hablaron de ellos.  Fernando no supo hasta mucho tiempo después que Will More, el actor de Arrebato, era su primo Joaquinito, lo que indica que a partir de principios de los 70 ambos hermanos ya no tenían ningún trato con algunos familiares


Joaquín y Carmen, los reyes de la Movida

Con Iván Zulueta en el rodaje de Arrebato
Desde hace bastantes años la primera mitad de los 70 es el periodo más temprano de la vida de Willmore en el que han manejado datos sobre su biografía, aunque más bien escasos. A principios de los 70 marchó a Estados Unidos para estudiar interpretación y ejercer de modelo (¿trabajó con Andy Warhol?). Se llegó a decir que en 1972 intervino en un pequeño papel en una serie de televisión, norteamericana The Fenn Street Gang, pero esto aún no se ha podido comprobar. Hacia 1974 regresó a Madrid donde prosiguió con el modelaje y rodó sus primeros cortometrajes. En esa época conoció a Iván Zulueta (Donostia 1943- 2009) uno de los más grandes, incomprendidos y malditos cineastas españoles autor de una gran obra maestra como Arrebato. Con Zulueta -que ya había firmado el curioso filme pop psicodélico Un dos tres al escondite inglés (1969)- Willmore (entonces firmaba así, la separación de Will y More vino más tarde y nunca fue constante en toda su carrera) rodó cuatro cortos: Mi ego esta en Babia (1975), Aquarium (1975), Complementos (1976) y Fiesta (1976). Will More se hizo en la segunda mitad de los setenta gran amigo de Zulueta - no se tiene constancia de que interviniese en las películas de ningún otro director durante ese periodo- y muy posiblemente en aquellos años comenzase a probar drogas como la heroína, pasión compartida con el propio Zulueta. Con el realizador donostiarra, según ha confesado el propio Will More, viajó a finales de los 70 a Formentera, Marruecos- donde ambos terminaron en la cárcel- o varias ciudades europeas  En 1979 Zulueta escogió a su muso para encarnar el personaje secundario de Pedro en Arrebato, el muchacho obsesionado en rodar todo lo que ve y siente y que al final termina enganchado en su adicción a filmar o tal vez vampirizado y atrapado por el propio celuloide. La película como es sabido no obtuvo mucho éxito en su estreno en 1980 pero no tardó en convertirse en todo un filme de culto y durante mucho tiempo la  soberbia interpretación de Will More fue aclamada por cinéfilos y degustadores de rarezas audiovisuales. Will por en aquellos finales de los 70 y principios de los 80 nunca dio a conocer su verdadero nombre y este solo se averiguó en la década de 2000. Estaba claro que Joaquín Alonso-Colmenares quería rebelarse contra sus orígenes de niño bien, algo bastante común en aquellos años de la pre-Movida entre muchos de sus jóvenes protagonistas, bastantes de ellos de buenas familias.              

Paralelamente al enigmático Will More actor - ni sus propios compañeros de reparto en Arrebato entre los que se encontraban Eusebio Poncela, Cecilia Roth o Marta Fernández Muro sabían el origen y la verdadera identidad de aquel misterioso muchacho que aparentaba menos de los 30 años que tenía pero que sin embargo era simpático, hablador, atento y buen compañero- surgió el Will More omnipresente en los ambientes juveniles de la incipiente Movida madrileña. Pese a tener más de 30 años y por lo tanto ser un poquito “carroza” para la media de edad que se estilaba entonces entre la fauna que frecuentaba locales como el mítico Pentagrama, Will More se convirtió en un rostro conocido en la noche madrileña. También su hermana Carmen llegó a ser una de las reinas de la Movida, y así lo atestiguan numerosos periodistas, artistas, músicos y gente anónima que compartieron con ellos copas, juergas, y también algún desenfreno y alguna raya. Lo cierto es que tampoco se sabía mucho de Carmen pese a que medio Madrid estaba coladito por ella a sus más de 30 años (también aparentaba menos como su mellizo); como Alaska señalaba, era una chica muy guapa, alta, de tez blanca, delgada y como rasgo más característico llevaba casi siempre unos altísimos tacones. Joaquín era habitual en las “quedadas” de luminarias de la Movida como sus amigos Alaska y Pedro Almodóvar. Tanto él como Carmen hacia 1980 habían caído ya  en las redes de la epidemia maldita de los 80, la heroína, que pululaba por doquier en la noche madrileña y con la que el filme Arrebato realizó un fascinante paralelismo con el poder adictivo de filmar imágenes cinematográficas.


Además de experimentar con la droga, parece ser que ambos hermanos probaron la  homosexualidad -algo también muy común en la movida- y de hecho parece comprobado que Carmen llegó a liarse con una casi adolescente Alaska, por aquel entonces también una girl scout sexual. El Willmore de la noche madrileña de principios de los 80 no parecía muy diferente al personaje de Pedro de Arrebato: facilidad de palabra, vestido de colores severos, educado, enigmático. Ave nocturna aristocrática, un personaje fascinante. Y Carmen, toda una musa retratada por dibujantes y cartelistas de la época ejercía tanta o más fascinación que su hermano. Pese a que de la vida amorosa de Will More poco se sabe, es conocida la destructiva relación de Carmen Alonso-Colmenares Navascués con el músico y cantante Antonio Vega, por entonces líder de Nacha Pop. Dicha relación sentimental (Antonio era 8 años más joven que carmen) posiblemente tuvo lugar en algún momento entre 1980 y 1982, años en los que Antonio también cayó en la heroína incitado por Carmen, tal y como confirman los propios familiares y amigos del músico en la película documental Antonio Vega, tu voz entre otras mil (2014) de Paloma Concejero. En esta misma película por otra parte se desmiente que Carmen fuese la mujer que inspiró a Antonio Vega para componer el célebre tema Chica de Ayer, un rumor que en los últimos años estuvo bastante extendido. En este filme, en el que intervienen ambos hermanos como entrevistados en un momento antológico del metraje (Will More, pese a que ya se dejaba ver por Madrid desde algunos años atrás hizo su primera aparición ante un medio audiovisual después de mucho tiempo y Carmen hizo una intervención pública más 30 años después de su misteriosas “desaparición” que dejó con la boza abierta a muchos), Joaquín y Carmen no solo confirman también esa relación sino que desvelan que Carmen se quedó embarazada de Antonio, algo que siempre se mantuvo en secreto por todas las partes. Según Joaquín cuenta (no podía ver ni en pintura a Antonio), él se llevó a carmen a abortar a Londres (¿hacia 1983?) y por lo que parece se quedó a vivir allí durante algunos años, algo que explicaría el enigmático mutis de la mujer y su desconocido paradero. Aún no se conoce  cuanto tiempo se quedó viviendo Carmen en Londres y en que otras ciudades o países residió teniendo en cuenta que no se ah tenido noticia de ella hasta este 2014: parece probable que al menos a partir de los 90 residiese durante al menos alguna temporada en Estados Unidos junto a su hermano, instalado allí durante aquella época. 


El post-Arrebato y la desaparición

Entre Tinieblas (1983)
Se desconoce también si a mediados de los 80 Will More también residió en Londres al menos en alguna etapa. Sea como fuere, la carrera interpretativa de Will More se fue difuminando conforme avanzaba la década de los 80: tras intervenir cuatro años después de Arrebato en un papel secundario como toxicómano (papel revelador) en Entre Tinieblas (1983) de Almodóvar y en una pequeña intervención sin acreditar en El Arreglo (1983) de José A. Zorrilla,  el intérprete no aparecería en un largometraje español hasta Berlin Blues (1988) de Ricardo Franco, rodando en medio varios cortometrajes y series de televisión, en este último caso no utilizando el nombre de Will More o Willmore. En gran parte de la década de los 80 es posible que sus problemas con la droga lastrasen su carrera, así como su vida bohemia. En fechas recientes se ha sabido que intervino en el film británico de Stephen Frears La Venganza (The Hit) en parte rodado en España y en el que intervino un nutrido reparto español en el que se encontraba Laura del Sol y Fernando Rey y como secundarios Enrique San Francisco, José Luís Fernández “Pirri” o Mikel Garmendia. Joaquín interpretó a un secuestrador bajo el nombre de Joaquín Alonso, por lo que en años sucesivos su presencia en este filme no fue advertida a la hora de contabilizar su filmografía, lo mismo que en dos episodios de la serie de televisión La Huella del Crímen (1985) en los que se acreditó como Joaquín Navascúes; en cambio en otras series como Pepe Carvalho (1986)- en donde su compañero de reparto en Arrebato Eusebio Poncela interpretaba al detective creado por Vázquez Montalbán-  o Delirios de Amor (1989) firmó respectivamente como Will More y Wilmore. En ambas series interpretó sendos papeles secundarios en donde seguía  demostrando su valía como actor pero con la circunstancia de que por entonces ya todo el mundo parecía haberse olvidado del gran Will More-Pedro de Arrebato: no pasaba desapercibido en la pantalla pero su nombre ya no decía nada. La razón por la que el actor firmó algunos trabajos de esos años con “versiones” de su verdadero nombre civil es desconocida, tal vez estuviese tratando de buscar su verdadera identidad como actor y de superar el “personaje” de muso del underground que se había forjado a principios de los 80. Sea como fuere, los directores españoles se habían olvidado de él como un gran intérprete y en esto es posible que sus adicciones toxicológicas influyesen. Will More intervino con ese nombre con papeles destacados en los cortometrajes Una Reina (1984) de Bruna Calderón y Patas en la Cabeza (1985) de un joven Julio Medem - admirador confeso suyo-, aclamado corto insólitamente estructurado en una rápida conversación entre dos personas que le puso brevemente de nuevo en el candelero cinematográfico.        

Patas en la Cabeza (1985) de J. Medem
La reclusión de Will More durante la mayor parte de la década de los 80 parece evidente y a partir de 1990, año en que intervino en el corto Por los viejos tiempos de Miguel Angel Toledo y en el largometraje Continental de Xavier Villaverde en donde interpretó un pequeño papel, se le pierde la pista. Siempre se ha especulado que durante la primera mitad de la década de los 90 vivió en algún país de Sudamérica (¿estaba su hermana Carmen con el?). En 1995, regresó brevemente a España para participar en un documental televisivo sobre Arrebato, mostrando su característica facilidad de palabra y un aspecto aún más delgado y lógicamente encanecido, pero no cabía duda que aquel hombre de 45 años era Will More-Pedro, uno de los personajes más fascinantes del cine español. Tras grabar el programa se volvió a su misterioso nuevo lugar de residencia y de nuevo no hubo noticias de él durante largo tiempo, concretamente hasta 2008. Durante esos casi quince años de misteriosa y total desaparición del actor, en los círculos cinéfilos y admiradores del underground español del siglo XX y de la movida se generaron todo tipo de hipótesis y bulos sobre su paradero y destino aireados por diferentes foros de  Internet: se decía que padecía el SIDA y había estado recluido en una residencia de Madrid, que residía en un domicilio en Madrid con un estado físico lamentable a causa de las drogas, que vivía en Sudamérica, en Miami…Algunas de esas conjeturas resultaron ser parcialmente ciertas como luego veremos (algunos foreros tendrían fuentes fidedignas) pero otras eran burdamente infundadas como quienes decían que había muerto o los que incluso afirmaban que le habían visto en una residencia para enfermos de SIDA en Madrid o que habían hablado con él varias veces.  Finalmente se pudo confirmar la hipótesis de que Will More vivía desde años atrás en Miami (desde mediados de los 90) y fue el pripio Will More quien lo confirmó un 13 de septiembre de 2008 en un foro de Internet con estas antológicas palabras:  Hola muchas gracias por recordarme. Aquí estoy yo vivito y colendo en mi casa de Miami Beach. Disfrutando de la vida. Will More.  


El retiro americano

A partir de ese momento, aunque con cuentagotas, Will More se ha dejado ver públicamente para entusiasmo de sus admiradores, y hasta el momento presente. La hipótesis de lo que hizo y a lo que se dedicó durante sus años de desaparición entre 1995 y 2008 a grandes rasgos ha quedado despejada. Will More comenzó a residir en Miami desde finales de los años 90 después de haber pasado un tiempo presumiblemente en Sudamérica. En 2000 llegó a conocerlo el músico madrileño Carlos de France, fundador en los 80 del grupo Objetivo Birmania y que en 1996 se trasladó a dicha ciudad del Estado de Florida para relanzar su carrera como productor, compositor y artista en solitario. El propio de France amablemente escribió en 2013 un comentario en el post El extraño caso de Will More en el que relataba sus recuerdos en Miami con Will More y que aparecen ampliados en un post de mayo de 2014 en su propio blog Donde estoy sin estar, y que de alguna manera vienen a cubrir el vacío en la biografía de Will  More durante su etapa de residencia en EEUU. De France, que conoció a Will More a través de un amigo español también residente en Miami, afirma que Will More solía visitar su casa de Euclid Avenue y a asistir a fiestas y reuniones con otros amigos, muchos de ellos también españoles buscavidas. A Will More le gustaba recitar poemas en aquellas fiestas ante el entusiasmo del resto de la concurrencia y era adorado y admirado por los invitados a aquellas reuniones -quienes sabían que era un actor retirado- entre ellos el propio De France con quien estableció amistad compartiendo copas, petas y veladas agradables en frecuentes visitas a su casa. En aquella época (2000-2001) Will More no tenía ningún trabajo y vivía de las ayudas del gobierno estadounidense. La razón de las ayudas Carlos de France no la especifica, pero todo parece indicar que eran ayudas por ser enfermo de SIDA, tal y como lo afirma un colaborador anónimo que dejó su comentario en El extraño caso de Will More y que afirmó también haber conocido al actor en Miami. No se sabe exactamente cuando pudo Will More haber contraído esa maldita enfermedad pero pudo ser ya a mediados de los 90. Según esa persona Will More fue para él la persona que mas me ha enseñado en mi vida. (…) Un gran maestro, ya que me daba clases de arte dramático y de la vida... Un gran personaje, un gran sabio y una grandísima persona”. También se afirma en ese comentario que Will More se marchó de España por varias razones, especialmente “para escapar de la sociedad en la que vivía, las drogas, malas influencias y de la época en si”. Hay que señalar que en este comentario en nuestro blog, que data de principios de 2012 se deja entender que Will More ya había muerto, algo que era totalmente falso. 

Will More en 2014

Joaquín vuelve

El 25 de marzo de 2010 fue cuando se produjo la reaparición de Will More en Madrid con motivo del ciclo sobre el por entonces recientemente fallecido Iván Zulueta tuvo lugar en la Academia del cine. Will More, procedente de Miami ciudad a al que regresó una vez terminado el acto, participó en un coloquio junto a otros actores, productores y artífices  de Arrebato (Eusebio Poncela, Helena Fernán Gómez, Antonio Gasset, Augusto M. Torres). Will More apareció con un peinado muy parecido al del mítico director donostiarra y presentaba un aspecto aún más delgado que el que se le recordaba bastantes años atrás pero no dejaba entrever ningún problema grave de salud. Canoso y con bigote, el actor aún conservaba su voz profunda y su elegante porte. Contó varias anécdotas de su amistad con Zulueta (sus primeros cortos, sus viajes con el director). También desveló que recibió en Miami Beach una llamada de Iván Zulueta semanas antes de su muerte. Dos meses después, en mayo de 2010 Will More regresó a España para asistir a una retrospectiva de Iván Zulueta en La Casa Encendida, también en Madrid. En 2011 aparece más de 20 años después en una película, el filme experimental Color perro que huye, de Andrés Duque.  


Will More en la actualidad (diciembre de 2014) reside en Madrid, concretamente en el distrito centro. No se sabe cuando regresó a la villa y corte, pero se deduce que fue entre 2012 y 2013. Las razones por las que ha abandonado Miami son por ahora desconocidas. Durante el periodo 2013-14, Will More, a parte de en la película sobre Antonio Vega, ha aparecido en festivales (Rizoma) y es prácticamente el protagonista de filme documental (no estrenado a la hora de escribir estas líneas) Kuntskammer (2014) de Carlos Escolano, una semblanza-homenaje a Iván Zulueta a través de su alter ego y “superviviente”, que no puede ser otro que Will More. Según los responsables de esta película, Will More sigue siendo heroinómano y se encuentra en tratamiento, costándole bastante dar nombres y fechas. Lo cierto es que en sus últimas intervenciones públicas e imágenes de él tomadas, el actor retirado presenta un aspecto físico muy desmejorado ya que está visiblemente avejentado (en la actualidad tiene 65 años), extremadamente delgado y muy demacrado: los signos del SIDA que presumiblemente padece son bastante evidentes. Así mismo, su estado mental actual no parece el más óptimo, como se puede apreciar en Antonio Vega, tu voz entre otras mil en donde parece desvariar (aunque puede que esto sea solo un exceso de sobreactuación). Sobre su hermana Carmen, poco se ha logrado saber a parte de los nuevos datos descubiertos comentados anteriormente concernientes a su relación sentimental con Antonio Vega. En el momento actual Carmen Colmenares vive en Madrid parece ser que junto con su hermano Joaquín. No se tiene constancia de cuando regresó a Madrid ni de donde ha estado viviendo todos estos años (¿Londres?) ni de que vive ahora. La aparición de ambos en el documental sobre Antonio Vega resulta un momento antológico por tratarse de una reaparición en toda regla sobre todo en el caso de carmen de la que no se sabía nada desde principios de los 80, pero no lo es menos por la pintoresca e histriónica discusión que ambos mantiene ante las cámaras llena de acusaciones, desvaríos de Joaquín y cabreos de su “mellizoshka” (tal y como su hermano la denomina en el film).


Poco más se puede decir sobre Joaquín Alonso-Colmenares Navascués García- Loygorri de los Ríos o lo que es lo mismo Will More. Una figura extraña del cine español y de la interpretación que ha dejado una estela irrepetible no solo a través de la película Arrebato sino a través de su propia vida y entre aquellos que el conocieron. El extraño caso de Will More, un gran actor y una persona singular que, al igual que el Pedro que interpretó en el mítico filme de Zulueta, no pudo alcanzar la pausa, el éxtasis, el arrebato. Pero siempre seguirá siendo un mito.



Para terminar quiero agradecer a todos aquellos/as que durante los cuatro años transcurridos desde la publicación del post de  rayos c en la oscuridad El extraño caso de Will More han ido aportando datos sobre la biografía de Will More, muchos de ellos publicados por primera vez y desconocidos por el gran público, lo cual es para mi un orgullo del que hago partícipe a todos los comentaristas que habéis colaborado de manera pública o anónima. En especial quiero dar las gracias a los que han aportado con su nombre: Céfiro, Eramoner, Extraños en el paraíso, Manuel J Pardial, Juanjo y Carlos de France. Gracias a todos los comentarios vertidos en aquel post y otros artículos publicados en otros blogs (algunos propiedad de las personas antes citadas) hemos conseguido establecer a grandes rasgos un intento de biografía pública de un personaje tan esquivo como fascinante como es Will More.

Y no quiero perder la ocasión de mostrar mi indignación con la edición española de la Wikipedia, que ha incluido frases y datos extraídos de aquel primer post en este blog sin nombrar la fuente. Que se corrija cuanto antes.